Las empresas evolucionan y con ellas también lo hacen las marcas que las representan. Esto a nivel digital supone un conflicto, dado que probablemente usaban un dominio que ahora ya no les sirven.
La mejor opción, sobre todo por branding y por SEO es mantener este dominio, pero muchas compañías prescinden de ellos, considerando una nimia reducción de costes, cuyas consecuencias negativas pueden provocarles pérdidas considerables.
Compra de terceros del dominio
En el momento en el que el dominio no sea renovado, será comprado por alguna empresa de reventa de estos servicios digitales. En el peor de los casos, incluso será aprovechado por la competencia, quien comprará el dominio.
En el “mejor” de los casos, comprará alguien el dominio para sus propios fines, ajenos al sector profesional al que nos dedicamos.
En muy pocas ocasiones, el dominio queda libre y sin uso, algo que suele suceder cuando en unos años desde su caducidad no ha sido requerido.
Lucha por posición de marca
Si el nuevo nombre comercial es similar al del dominio actual, hay un claro problema de posicionamiento SEO.
Sin buscarlo, nos encontraremos en una lucha por posición de marca, contra el que fue nuestro propio dominio, todo ello por no mantenerlo y hacer una simple redirección.
Ahora tendremos el problema de competir contra un dominio más antiguo que el nuestro y con un posicionamiento previo ya consolidado, con lo que la inversión en SEO tendrá que ser mucho mayor y para un objetivo no previsto, que ni siquiera nos ofrecerá beneficios potenciales.
Conflicto de branding en SEO
Si tenemos un nombre diferente, entonces tendremos que invertir en branding para conseguir modificar las búsquedas de nuestros usuarios.
Es una estrategia compleja y costosa, dado que sobre todo en empresas ya conocidas en un sector profesional, exige hacer constar a los clientes de que el nombre comercial es distinto.
Hay que llegar a ellos, consolidar el nuevo nombre y hacer que se reduzcan todo lo posible las visitas hacia un dominio para el que ya no tenemos control.
En cambio, si lo hubiésemos conservado, no solo podríamos redirigirlo, sino incluso modificar su optimización para que los usuarios vean nuestro nombre comercial, aún cuando estén buscando la anterior denominación.
Pérdida total de linkbuilding
Si prescindimos de un dominio antiguo sobre el que se hubiera hecho un mínimo posicionamiento por linkbuilding, perderemos completamente esa inversión.
Los enlaces generarán errores y nadie saldrá beneficiado por ellos, salvo si alguien compra ese dominio antiguo. Desde luego nuestro nuevo dominio tendrá que empezar de cero.